Tanto frío no pudo contra las malas compañías.
Salzano unió los extremos, guirnalda de voces susurrando al oído de los pocos valientes de aquella noche helada.
Jesús Ferreyra llegó desde Las Parejas, Santa Fe; junto a María Teresa Archina de Córdoba. Asistencia perfecta de Darío Leiva. La bonita presencia de Cielo Matrángolo. La solemnidad de Luis Ferrari.
Poquitos pero buenos. La noche giró como un trompo. La palabra fue la frazada que nos envolvió. Y Berenice Porto se animó a narrar un cuentito de Javier Villafañe.
De la cocina de Nicolasa, el ají molido, los aromas a comino, el guiso de lentejas a fuego lento para derretir el frío y convocar los sabores de otras manos en cada cucharada.
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