Cuando muere la tarde
se hacen añicos los gestos
las palabras, y el brío mañanero
Como lanzas se clavan
en el vientre aplastado de la tierra
Ella se va muriendo lejos
esclava de un horizonte
que siempre está al acecho
Se va sin adioses
en mundos de silencio
arrancándome los días uno a uno
llevándome con ella en un
mudo soliloquio
para fundirme en fuego
de un topacio azul cielo.
Eduardo Laguna
Alta Gracia, Abril 2008
Lindo poema Eduardo, lindo verte inaugurando esta página de la palabra. Estemos siempre acompaños y unos para que no se pierda este maravillo lugar donde decir. Un abrazo.
ResponderEliminarLily Chavez